miércoles, 18 de marzo de 2009

El Borgoña argentino y el verdadero vino de Borgoña


Nuestro clásico vino “inventado” para asados y pastas domingueras difiere del auténtico de la zona de la Borgoña francesa.
Hoy que las D.O.C. - denominación de origen controlada- pisan cada vez mas fuerte en el mundo, en la comercialización no se puede poner porque si, nombres de regiones del mundo que son realmente D.O.C. reconocidas. La zona de la Borgoña en Francia comprende la tierra que se sitúa entre los ríos Loire y Saona y abarca unos 32000 a 42000 Km2.
La industria registra más de 60000 viticultores y la mejor región es una franja de tierra de 50 km de ancho, desde Dijon al norte hasta Chagny al sur. El corazón de toda la DOC está en Romaneé-Conti, probablemente la tierra más cara del mundo para cultivar viñas, por lo que se llama “Costa de Oro” y que produce los mejores tintos del planeta vino. Y, la zona tiene su historia, ya que por ella litigiaron nada más y nada menos que Madame de Pompadour y el Príncipe de Conti, que le dio su nombre al vino tan famoso.
En Borgoña se cultivan con predominancia cepajes blancos y la Pinot Noir. Curiosamente los tintos de Pinot crecen a la par de los blancos (a pocos centímetros unos de otros) sin que se haga presente el efecto de polonización que provoca el cruzamiento, dando lugar a uvas rosadas. El vino característico en tintos es el Pinot Noir, como varietal delicado, de color armonioso y brillante, una de las cepas más elegantes y difíciles, Las características del Pinot de la región son únicas en el mundo, ya que sólo allí se dan en todo su esplendor.
Y si hablamos de cortes, el clásico Borgoña es un genérico integrado por tres cepajes: Pinot Noir, Merlot y Carignan. La elegancia y personalidad de la Pinot, su color aterciopelado, su aroma que recuerda a remolachas maduras, su cuerpo delicado se une a la carnosidad y redondez del Merlot y al prolífico Carignan. En suma, un genérico de gran personalidad, para acompañar los quesos franceses o los sabrosos casoulets.
El Borgoña argentino es una creación para el gusto popular y se trata de un vino tinto fuerte, donde se unen en diversas combinaciones, según las bodegas, Bonarda, Sangiovesse y Malbec. Son vinos producidos a partir de grandes volúmenes de uva, correctos en cuanto a la relación precio-calidad. Lo que llamaríamos vinos para todos los días. Desde hace un tiempo, la etiquetas de estos vinos, fueron cambiando, poniendo los nombres de los cepajes (cosas que jamás antes pasaban) y de a poco está desapareciendo la palabra Borgoña, a lo sumo se soma la leyenda “Tipo Borgoña”. La presión de las DOC se hace sentir, sobre todo cuando hablamos de exportación. Ya desde hace unos años, por ejemplo la botellas argentinas no podían entrar al Uruguay si en sus etiquetas decía Borgoña o Champagne o Chablis, todas Denominaciones de Origen Controladas que en nuestro país se usaban como nombres de fantasía. Esto ha ido cambiando. Por lo tanto “si vas para Francia” nunca encontrarán un Borgoña como el clásico argentino. Es otra cosa.
Fuente: Vinos & Co.

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