lunes, 30 de marzo de 2009

Ojo con el agua muy caliente !


Una investigación médica vinculó la ingesta a altas temperaturas de cualquier infusión con los riegos de contraer cáncer de esófago.
Hasta ahora, varios estudios habían demostrado que el tabaco y el alcohol eran dos de los principales enemigos de este tipo de tumor. Pero la aparición de ese cáncer en poblaciones que no beben ni fuman era un enigma para los especialistas.
La tesis es que la ingesta de sustancias muy calientes también podría provocar cáncer. Un equipo internacional de investigadores analizó un caso paradigmático: el de la población de una provincia iraní, Golestán, una región donde la incidencia del cáncer de esófago es muy alta pese a no guardar una relación significativa con el consumo de alcohol y tabaco. Las costumbres de la zona hacen que sus habitantes beban más cantidad de infusiones y a temperaturas más elevadas que sus vecinos más cercanos.
Para analizar una posible relación entre este consumo y la aparición de la enfermedad, los autores del trabajo, publicado en la revista British Medical Journal, evaluaron a través de cuestionarios los hábitos de ingesta de té de 300 personas que habían padecido un cáncer de esófago. Después, los compararon con los de otros 571 individuos sanos de la misma región. Los resultados mostraron que aquellas personas que manifestaban tomar las infusiones “caliente” tenían más del doble de posibilidades de sufrir un cáncer. Si lo preferían “muy caliente”, el riesgo se multiplicaba por ocho.
Los resultados fueron similares en cuanto al momento del consumo. Los participantes que confesaban tomar la bebida menos de dos minutos después de servirla presentaban un riesgo de padecer la enfermedad significativamente más alto que aquellos que esperaban más de cuatro minutos. Dado que los cuestionarios sólo permitían establecer una valoración subjetiva de la temperatura de la infusion, los investigadores quisieron avanzar un paso más e iniciaron un segundo estudio con 48.582 participantes en el que sí midieron la temperatura a la que cada individuo prefería tomar su infusion. Las conclusiones de su trabajo mostraron que la mayoría de ellos bebía la infusion a temperaturas superiores a los 60 grados y más de un litro por día.
Los autores concluyeron que es necesario “informar a la población sobre los peligros de ingerir las infusiones muy calientes. Podría ser útil para reducir la incidencia del cáncer de esófago en Golestán y otras poblaciones de riesgo con los mismos hábitos”.

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