miércoles, 26 de mayo de 2010

El comino y sus propiedades


El comino, cuyo nombre científico es Cuminum cyminum L., es una planta herbácea anual de escaso crecimiento perteneciente a la familia de las umbelíferas y originaria del norte de África.

La planta del comino, que recibe el mismo nombre que su fruto, tiene una altura media de 30-40 cm, con abundantes ramas salpicadas de hojas finas en forma de aguja. Las flores, de color rosa o blanco, están agrupadas en forma de paraguas invertido (umbela) naciendo al final de pequeños radios que salen de un punto común, su floración se produce durante el mes de junio. El fruto es ovalado, de 1,5 cm de espesor, entre 5-6 milímetros de largo, estrías longitudinales y recubierto por una densa vellosidad que le confiere un tacto áspero. Las semillas, de color amarillo, marrón o negro concentran los nutrientes y principios activos de la planta, se recolectan en agosto o septiembre, siendo consumidas en seco, bien tostadas o naturales.

El comino prolifera en climas cálidos con abundante humedad, aunque soporta temperaturas extremas y hasta los 3.550 metros de altitud. El proceso habitual de cultivo consiste en sembrar las semillas al inicio de la primavera para después trasplantarlo a un terreno soleado y con buen drenaje durante aproximadamente 4 meses, hasta alcanzar la maduración.

Existen varias clases de este condimento dependiendo del color de su semilla e intensidad del aroma: comino blanco y comino negro. El comino blanco es el más abundante en la gastronomía europea y asiática. El comino negro (Cuminum nigrum) es de menor tamaño que el blanco, pero con un sabor más fuerte, amargo y de olor más penetrante, se da preferentemente en Asia. Una confusión habitual es considerar una variedad a la alcaravea (Carum carvi), conocida como comino de prado o comino romano, especie que ha sustituido desde la Edad Media al comino en la gastronomía occidental.

En la Región de Murcia el Catálogo Regional de Flora Silvestre Protegida de la CARM ha clasificado la variedad Laserpitium gallicum (Cominos marranos) como especie vulnerable.

Las semillas de comino se emplea como condimento alimentario, aplicación terapéutica y como componente en perfumería y cosmética.

Las propiedades nutricionales de las semillas de comino incluyen calcio, magnesio, sodio, fósforo y potasio, así como vitaminas A, C y E. Además, la esencia es rica en aldehído cumínico, terpenos (pineno, terpineol) o flavonoides (glucósidos del luteolol y del apigenol).

Usos medicinales

El comino debe la mayor parte de sus propiedades al aldehido cumínico o cuminal, principio activo presente en su aceite esencial, que permite su uso como tónico estomacal y estimulante intestinal por lo que se usa en el tratamiento de la inapetencia, el estreñimiento, la aerofagia o las digestiones pesadas. También en tratamiento de afecciones broncopulmonares, por su poder analgésico y antimicrobiano.

Además el aceite esencial de comino se emplea como complemento alimentario por sus propiedades nutritivas ya que contiene una gran cantidad de ácidos grasos poliinsaturados para tratar diarreas y disepsias, e incluso cierto poder anticancerígeno.

Externamente se prepara como cataplasma para tratar manchas de la piel y en algunos dolores musculares.

El comino tiene además aplicaciones en medicina veterinaria, ya que estudios recientes demuestran que produce efectos de infertilidad en ratas, inhibe el crecimiento de algunos hongos de la putrefacción de los alimentos y controla la enfermedad del mildiu (una de las afecciones por hongos más frecuentes en agricultura).

Recolección y conservación

La recolección se realiza en los meses de verano, procediendo a segar estas plantas y separando sus semillas para dejarlas madurar. Posteriormente se secan colocándolas en un lugar seco y aireado envueltas en papel.

El comino se comercializa con dos sabores: natural o tostado. En ambos casos se envasa en tarros de cristal para su óptima conservación.

En cocina se emplea el comino entero o en polvo, aunque una vez molido pierde gran parte de su aroma.

Otro producto que se extrae de las semillas de comino es el aceite esencial, obteniéndose mediante el proceso de prensado en frío, triturado o destilación, durante el cual puede llegar a perder hasta la mitad de su volumen dada su alta volatilidad. La esencia de comino se emplea en cosmética, como complemento nutricional o en tratamientos terapéuticos y veterinarios.

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