lunes, 26 de julio de 2010

Vinos de Luxemburgo

A pesar de ser más conocido como centro financiero o reino de hadas con una princesa cubana que conquista al príncipe azul, el pequeño gran ducado de Luxemburgo dispone también de otra realeza menos conocida, la de sus vinos.

Situado en pleno centro de Europa, Luxemburgo tiene una herencia de vinos rica y milenaria, y una producción vasta, quizás en demasía al comparársele con los confines de este pequeño estado. Unas 1,300 hectáreas se distribuyen a lo largo de unos 40 kilómetros que discurren a lo largo de la ribera izquierda del río Mosela, desde Wasserbillig, al norte, hasta Schengen, un periplo entre Francia y Alemania.

Aunque al igual que otros vecinos germánicos elabora vinos tintos de Pinot Noir, por lo que se destaca Luxemburgo es por sus uvas blancas y por sus vinos espumosos, muy bien valorados, aunque menos efervescentes que el champán.

Un reto del cultivo es el clima y las dificultades que comporta en la maduración. La blanca Rivaner o Müller-Thurgau, mezcla de la Riesling y la Silvaner, es la uva más extendida por su habilidad para madurar en climas más hacia el norte, frescos y con poca insolación.

Pinot Gris, Pinot Blanc, Chardonnay, Gewürtztraminer y otras menos conocidas como la Elbling o la Auxerrois son otras blancas difundidas en el territorio. La riesling es la que produce los vinos de mejor calidad.

Otro reto de la producción luxemburguesa son sus altos rendimientos, lo que impide a los vinos del país de expresarse en un nivel similar al de sus equivalentes alemanes.

Los vinos tranquilos de Luxemburgo se destacan por su frescura y contrastan con los alsacianos por ser menos dulces. El país se precia de su espumoso, Crémant de Luxembourg, que debe de elaborarse exclusivamente de uvas cultivadas en la única denominación de origen del país: Moselle Luxembourgoise. En el gran ducado, no obstante, se elaboró espumoso denominado champán ---Champagne Mercier, Épernay-Luxembourg--- desde 1886 hasta inicios de la Segunda Guerra Mundial.

Además de éstos se producen cosechas tardías, vinos de hielo y vinos de paja (elaborados de uvas pasificadas), aunque la tradición de vinos dulces luxemburgueses dista mucho de la de sus vecinos alemanes. También se elaboran algunos rosados.

El Instituto Vitivinícola luxemburgués es responsable de velar la calidad de los vinos del país y de conceder las etiquetas estatales certificando a todo el vino de Moselle Luxembourgoise. Desde 1959 hay, además, tres designaciones de calidad: Vin classé, Premier Cru y Premier Grand Cru.

La mayoría de los vinos luxemburgueses se consume en el propio gran ducado, y cualquier remanente apenas llega a vecinos como Bélgica o Alemania, y con suerte, Francia. La producción nacional la dominan cooperativas.

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