jueves, 16 de febrero de 2012

Cambiar gaseosas por agua, una de las claves del descenso de peso

Un estudio reveló que ese cambio es “clínicamente significativo” en quienes buscan adelgazar. Adultos muy obesos pueden ingerir por lo menos 280 calorías líquidas por día totalmente evitables 

Cambiar la bebida gaseosa preferida por agua, o por lo menos por la versión dietética, ayuda a adelgazar algunos kilos. En un ensayo, un equipo dividió al azar a 318 adultos con sobrepeso en tres grupos: uno sustituyó las bebidas dulces por agua; otro las reemplazó con versiones dietéticas, y otro recibió orientación para adelgazar y modificó la alimentación a voluntad.

A los seis meses, los tres grupos habían adelgazado en promedio entre 1,8 y 2,2 kilogramos. Pero los dos grupos que habían dejado de consumir bebidas dulces tendieron a adelgazar por lo menos el 5% del peso inicial (un 20 frente a un 11% del grupo de control).

Ese cambio es “clínicamente significativo”, es decir que mejora la salud al, por ejemplo, reducir la presión, explicó la autora principal Deborah F. Tate, de la University of North Carolina, en Chapel Hill.

“Este es un cambio simple que se puede sostener día a día”, dijo Tate a Reuters Health. Los participantes adelgazaron alrededor del 2 por ciento de su peso corporal. Y aunque no parece demasiado, para los autores es un cambio en la dirección correcta. “Sería un buen primer paso”, dijo Tate.

Después de acostumbrarse a consumir bebidas sin calorías, la persona puede sumar otros cambios alimentarios. Los resultados publicados en American Journal of Clinical Nutrition surgen de adultos muy obesos que ingerían por lo menos 280 calorías líquidas por día (sin incluir la leche).

Los tres grupos tuvieron reuniones mensuales y utilizaron un sitio en internet de orientación. A los seis meses, el descenso de peso en los  tres grupos era similar. Sin embargo, la reducción del azúcar en sangre y la presión fue mayor en el grupo que había consumido agua que en el que había tomado bebidas dietéticas.

Tate dijo que se desconoce la causa de esa diferencia, pero explicó que el grupo que había bebido agua tenía una mejor hidratación, lo que explicaría la reducción de la presión. “El agua también es mejor (que las bebidas dietéticas) por otros motivos”, dijo Tate, aunque admitió que las versiones dietéticas de las bebidas favoritas son una opción de largo plazo que se puede sostener con más facilidad.

Fuente: Reuters

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