martes, 16 de octubre de 2012

El ictus amenaza a personas más jóvenes

Hasta hace unos años, los ictus se consideraban un problema de la tercera edad. Sin embargo, las tornas están cambiando y de un tiempo a esta parte, a las urgencias cada vez llegan más casos de afectados jóvenes.

Los neurólogos llevan tiempo advirtiendo de esta nueva tendencia y un artículo publicado esta semana en la revista 'Neurology' corrobora, con datos, su percepción. Según esta investigación, que ha realizado un seguimiento de más de un millón de casos en Estados Unidos, en las últimas décadas el aumento de los infartos cerebrales de personas entre 20 y 54 años ha sido considerable. Concretamente, este grupo de población pasó de suponer el 12,9% de los casos en 1993 al 18,6% en 2005.

La Sociedad Española de Neurología (SEN) también ha notado este incremento en nuestro país, tal y como explica Jaime Masjuán, coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN y especialista de la Unidad de Neurología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. "Hoy en día aproximadamente un 10% de los afectados tiene menos de 55 años, lo que antes era raro", confirma.

Según este especialista, detrás de este cambio de tendencia están factores como la hipertensión, la obesidad, el tabaquismo, o la diabetes, a lo que se une una falsa creencia de que el ictus sólo es un problema de ancianos.

Poco control

"Hay personas que fuman y tienen sobrepeso que nunca se toman la tensión. Y cuando sufren algún síntoma de accidente cerebrovascular no acuden inmediatamente a urgencias porque lo atribuyen a otras circunstancias", aclara.

Esta falta de celeridad en la atención provoca que, en muchos casos, ya sea tarde para evitar secuelas. "Los ictus ya provocan más casos de discapacidad que los accidentes de tráfico", subraya Masjuán.

Entre las consecuencias más graves que pueden seguir a un ictus están la hemiplejia, problemas en la dicción, problemas cognitivos, fallos de memoria, etc.

Para evitar daños irreversibles, este especialista recomienda pedir ayuda médica si se detectan síntomas como problemas de lenguaje o comprensión, deficiencias en el campo de visión, se pierde movilidad en un lado del cuerpo o se llega a perder la consciencia.

Además, este especialista hace especial hincapié en que conjugar varios factores de riesgo, como el tabaquismo o el sedentarismo, aumenta exponencialmente las posibilidades de sufrir un problema cerebrovascular. "La gente más joven no cree que tenga que tomarse periódicamente la tensión o vigilar su colesterol, pero es clave para evitar problemas".

Fuente: elmundo.es

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