La inversión total de esta empresa no es poca. En una década, los
hermanos Agostino, llevan invertidos en su bodega de Barrancas más de 20 millones de dólares.
Esta semana, en un evento exclusivo para prensa y operadores turísticos se dio el puntapié inicial al sector de turismo, que según confirmó Miguel Agostino, aunque en principio sería parte de una estrategia de marketing para hacer conocer sus líneas de productos, en un futuro cercano esperan que se convierta en una unidad de negocios.
El espacio diseñado especialmente para el enoturismo cuenta con una amplia y moderna sala de degustación, un salón cubierto y un restaurante (que esperan abrir al público en marzo de 2013), el cual está conectado con una galería abierta que se integra al viñedo.
Aunque ya tiene instalada la cocina, todavía están analizando como se realizará la explotación del restaurant con capacidad para 150 personas. Agostino sostuvo que el concepto de exclusividad regirá el lugar, por lo que están buscando un Chef de reconocimiento internacional para que administre el espacio.
La bodega emplazada en Barrancas Maipú, fue construida con la última tecnología de recepción, molienda, prensado y vinificación. Hoy cuenta con tanques de acero inoxidables que suman 2 millones de litros de capacidad y con 1 millón de litros en piletas de cemento revestidas con resina epoxy, llevándose en ambos casos un estricto control de temperatura.
Las inversiones han sido graduales. Ya en el año 2003, los hermanos Agostino, adquirieron un viñedo de 225 hectáreas con vides de hasta 60 años de antigüedad en Barrancas, Maipú. En el año 2006 incorporaron otras 50 hectáreas en La Consulta, Valle de Uco y este año sumaron 100 hectáreas más colindantes al viñedo de Barrancas.
Cómo ven la coyuntura
En una entrevista con Vinos
& Viñas Miguel y Sebastián Agostino sostuvieron que "la inflación es
un problema real y crítico, sobre todo a lo que hace al precio de los
insumos. La mayoría de las operaciones con el exterior se cierran con
precios pactados de antemano y cuesta mucho trasladar al cliente en el
exterior una modificación en los precios, porque el cliente afuera a su
vez lo tiene que trasladar al consumidor final, que no vive con la misma
inflación y no entiende el incremento en el precio. Ese es el gran
problema de la inflación, hace perder competitividad a la industria de
vinos argentinos frente a industrias vitivinícolas de otros países que
mantienen sus precios".
Sobre el mercado de Estados Unidos, indicaron que "Es nuestro principal cliente, nosotros seguimos trabajando con ellos en forma consistente, con grandes expectativas de crecimiento, pero en lo que va del 2012 en comparación al 2011 hemos visto un leve estancamiento y postergaciones de algunos envíos, que nos marcan una meseta en el crecimiento de los vinos en esa plaza".
Fuente: Area del Vino
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