viernes, 24 de mayo de 2013

La meditación: un camino hacia el bienestar

Vivimos a mil. Sentimos que el tiempo nos corre y el día debería ser más largo, tenemos demasiadas ocupaciones y el estrés está ahí, acechando, para en cualquier momento apoderarse de nuestra vida. Esta puede ser una solución no sólo para mejorar nuestra calidad de vida sino para sentirnos en armonía con nosotras mismas y el mundo que nos rodea.

Meditar es conectar con un profundo nivel de la conciencia en la búsqueda de un estadío de paz interior que generalmente se encuentra en sintonía con algo exterior vinculado a lo Supremo. Para llegar a esta meta hay diferentes  caminos que han sido históricamente explorados por distintas culturas y religiones. Los chinos e hindúes fueron precursores en la materia. Hoy conviven muchísimas técnicas de meditación y muchas concepciones.

Algunas se basan en la concentración, otras en la conciencia plena  o en la contemplación, la transmisión energética, la visualización, la quietud o el dinamismo. Estas son las cinco formas más conocidas.

Budismo. Quinientos años antes de Cristo, en la India, Buda abandonó su vida fastuosa para dedicarse por completo a la oración. En la meditación halló su propia razón de ser y comprendió los misterios de la vida. De allí en más predicó esta modalidad de iluminación que se basa en la contemplación y el autocontrol como forma de acercamiento a uno mismo.  

Meditación trascendental.  Tal vez sea la más conocida y practicada en Occidente. No se asienta en ningún sistema de creencias y valores. Se trata de una técnica natural que consiste en concentrarse en las zonas de tranquilidad de cada persona. Sin apelar al esfuerzo mental, busca lograr un descanso más profundo que el sueño profundo. La experiencia de la conciencia trascendental fomenta el desarrollo creativo, organiza el razonamiento, hace más fluido el intercambio cuerpo-mente y contribuye –eficazmente- a revertir cuadros de estrés. A nivel fisiológico, si se la practica diariamente, permite disminuir el nivel de presión arterial y evita enfermedades cardiovasculares.

Tao. Para los chinos, el Tao es sinónimo de Creación, del comienzo y del fin de ésta. Las meditaciones Tao son silenciosas y se realizan en la quietud, para permitir el fluir energético que oscila entre los Yang y Yin.  

Meditación Zen. Se apoya en la filosofía Zen y, lejos de considerarse como técnica, se entiende como un estado natural interno que se produce en el no-pensamiento. No se trata de una dimensión mental, sino de una claridad interior generalizada que ocurre cuando uno logra cambiar la frecuencia de percepción del mundo.

Raja Yoga. Consiste en una forma de intercambio de energía entre lo personal y lo Supremo. Se puede realizar a través de técnicas espirituales y mentales que permiten concentrar el pensamiento en armonía con el Universo y despegarse de la dimensión física.

Mandalas y mantras

No son tipos de meditación sino dos simbolismos de distinta naturaleza que se usan como herramientas para meditar. Los mandalas son diagramas circulares, también llamados “laberintos de círculos”, que representan el área sagrada de las experiencias espirituales. Su contemplación acompaña y guía la meditación. Los mantras, por su parte, son símbolos sonoros. Se trata de palabras o frases que, al repetirse internamente, evocan poderes espirituales. A veces tienen un significado literal. Otras, no. Pero en cualquier caso, no tiene sentido intentar traducirlos: se trata más bien de aprehenderlos y comprenderlos energéticamente.

La meditación y la salud    

En 1984 la Organización Mundial de la Salud reconoció los efectos terapéuticos de la meditación. Los que meditan se enferman menos porque este hábito mejora el funcionamiento general del sistema inmunitario y endócrino. Además, el estado de relajación fisiológica que provoca disminuye la presión arterial y regula el ritmo cardíaco. Por otra parte, sirve para descontracturar los músculos, alivia dolores cervicales, lumbares y jaquecas. La meditación también es un recurso que aceptan algunas corrientes de psicoterapia, ya que posibilita revertir cuadros de ansiedad o depresión. Para más, en los últimos años se ha convertido en un antídoto para la epidemia de nuestro siglo: el estrés.

Un dato. A partir de estudios con electroencefalogramas, se comprobó que las zonas del cerebro que se vinculan a la atención, memoria y al procesamiento sensorial se desarrollan un 5% más en quienes meditan que en aquellas personas que no lo hacen.

Fuente: entremujeres.com

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