viernes, 31 de mayo de 2013

Regalate dejar de fumar: cortá las 4 dependencias que te genera el cigarrillo

El consumo de tabaco entre las mujeres en Argentina se encuentra entre los más altos de América Latina. Las tendencias están cambiando y no hay buenas noticias a favor del género femenino, ya que las adolescentes fuman más que los varones de la misma edad.

El consumo de tabaco entre las mujeres está aumentando exponencialmente en todo el mundo. Las explicaciones radican, en parte, en los cambios de roles y en la condición social, económica y cultural de las mujeres, pero principalmente debido a una estrategia comercial de marketing directo y agresivo de la industria tabacalera.

La publicidad de cigarrillos vincula engañosamente el consumo de tabaco con belleza, glamour, atractivo sexual, delgadez, elegancia e independencia. Sin embargo, el consumo de tabaco trae consigo todo lo contrario: enfermedades, deterioro estético, dependencia compulsiva y muerte prematura.

¿Qué es fumar?

Hasta hace unos pocos años, el tabaquismo era considerado meramente un "hábito" o un "mal hábito". Hoy sabemos que fumar puede desencadenar una adicción y que ésta no es sólo a la nicotina.

Debemos conocer que el tabaquismo puede generar una cuádruple dependencia:

1) Dependencia física: Está dada por la nicotina, sustancia poderosamente adictiva; su acción llega al cerebro en sólo 12 segundos.
2) Dependencia psicológica: Implica todo lo relacionado con el acto o ritual de fumar: desde la idea de encender un cigarrillo, la manipulación del encendedor y el comenzar a echar humo, hasta las "virtudes" que el fumador le atribuye al cigarrillo consciente o inconscientemente, como por ejemplo calmar los nervios, quitar el hambre, tranquilizarse, sacar el aburrimiento, etc. Entre sus usos, el fumar se utiliza para movilizar el intestino, hacer la digestión, acompañar a otros fumadores, no sentirse solo/a, tomar un café, ¡y mil ejemplos más!
3) Dependencia social: "Lo social" es inherente al hombre y está presente desde el rito iniciático al tabaquismo (en la Argentina se comienza a fumar entre los 12 y 13 años) hasta la instalación de la adicción.
4) Dependencia gestual: es el acto de llevarse el cigarrillo a la boca. Este gesto se repite 10 veces por cada cigarrillo... si se fuman 20 cigarrillos por día, ¡son 200 movimientos en 24 hs.! ¿Qué hacer entonces con las manos cuando no se fuma?

¿Es tan difícil dejar de fumar?

En este caso, como en tanto otros, "querer es poder ", ¡pero hace falta utilizar algunas herramientas! Muchas personas intentan dejar de fumar utilizando diferentes métodos. Hay quienes dejan de fumar durante un tiempo o en forma definitiva sin tratamiento médico y esto es muy válido. Pero quienes crean que necesitan ayuda, deben concurrir a instituciones o médicos especialistas, que utilicen tratamientos aprobados por organismos internacionales.






 
Hoy contamos con excelente medicación para dejar de fumar: sustitutos nicotínicos (parches, chicles, caramelos, inhaladores) y fármacos como el Bupropión y el Varenicline. Las chances de abstinencia aumentan un 50% cuando utilizamos algún medicamento indicado por un profesional experto. Los sustitutos nicotínicos son de venta libre y esto es un problema ya que la mayoría de las personas que quieren dejar de fumar utilizan estos fármacos por su cuenta, ¡y generalmente no obtienen ningún resultado positivo!

Es muy importante no automedicarse, porque gran parte del éxito del tratamiento es el acompañamiento profesional (recordemos que la dependencia es cuádruple). Todo tratamiento para dejar de fumar debería ser indicado y controlado por el médico especialista.

¿Quiénes necesitan medicación para dejar de fumar?

Toda persona fumadora debe consultar a un especialista cuando decide dejar de fumar o aún cuando no está decidido. Informarse y" trabajar" la idea de convertirse en un "no fumador/a" es parte del camino para dejar de fumar. Esto no implica que todo paciente salga del consultorio con una medicación o ya "curado"; el objetivo en primera instancia es informarse y conocer más su "tipo" de adicción.

Habitualmente quienes fuman 10 cigarrillos o más requieren tratamiento farmacológico para dejar de fumar. Los medicamentos actúan sobre la dependencia física a la nicotina (la generada por la nicotina); los otros tres tipos de dependencias mencionadas se tratan habitualmente en grupos para dejar de fumar (o en tratamientos psicoterapéuticos individuales). Desde hace muchos años los tratamientos grupales para dejar de fumar han tenido -y tienen- gran éxito, sobre todo para aquellas personas que fuman desde hace años.

¿Dejar de fumar sin engordar? ¡Se puede!

Existe la creencia popular de que dejar de fumar implica un aumento de peso, el cual se suma a la dura tarea de la abstinencia que siempre es un desafío. Muchas veces el coraje se desvanece ante estas dos circunstancias: dejar de fumar y como consecuencia, engordar.

¿Por qué existe la tendencia a ganar peso cuando dejamos de fumar? Aclaremos en primer lugar que no siempre dejar de fumar hace ganar peso. En segundo lugar, es necesario remarcar que la mayor parte de los pacientes que entran en abstinencia sufren un aumento de peso de cuatro a cinco kilos, los cuales pueden ser fácilmente reducidos. Este fenómeno es debido al hecho de que existen en la nicotina elementos reales que contribuyen a descender de peso. De manera muy simple podemos decir que la nicotina produce:

a) Un leve aumento del metabolismo basal, esto es aumento del gasto calórico, por lo que el fumador tiene tendencia a consumir o gastar mayor número de calorías que un no fumador.
b) Acción sobre células del cerebro o neuronas, lo que conduce a una modificación en menos de la sensación de apetito. Además, modifica el estado de ánimo disminuyendo la ansiedad.

Al dejar de fumar la ansiedad puede encontrar otra manera de expresarse y la más habitual es aumentar la ingesta de alimentos. Esto, sumado al sedentarismo, incrementa las posibilidades de aumentar de peso.

Si bien todos estos factores contribuyen al aumento de peso, el factor que más influye en la regulación del mismo es el hábito alimentario. Esto implica que realizando una buena elección de los alimentos e incrementando la actividad física diaria, se puede controlar o evitar el aumento de peso y hasta reducirlo en aquellas personas que tenían sobrepeso antes de dejar de fumar.

Es necesario remarcar además otro aspecto importante a tener en cuenta: el fumador tiene un hábito alimentario particular. Esto es:

- Cuando se fuma, la comida resulta poco sabrosa y aromática porque el gusto y el olfato están alterados en el fumador, lo que conduce a elegir y consumir alimentos ricos en grasas saturadas.
- Suelen reemplazar algunas comidas por un cigarrillo y un café.
- Existe en el fumador una disminución de la absorción de determinados nutrientes (vitaminas y minerales), por lo que requieren de una alimentación especial.

Es indispensable tener en cuenta todos estos elementos a la hora de comenzar un programa alimentario para reducir el peso, ya que no se trata sólo de adelgazar, sino también de gozar de buena salud nutricional y estética.

Pequeños cambios en la alimentación pueden contribuir a una gran reducción de peso.

El tabaco no es un buen anorexígeno. Recordemos lo que puede producir: disminución de la resistencia física, osteoporosis, arrugas prematuras, úlceras en el aparato digestivo, sequedad bucal, halitosis (mal aliento), gingivitis, pérdida de piezas dentarias, cáncer de boca, cáncer de laringe, cáncer de esófago, abortos, embarazos prematuros, bebés de bajo peso al nacer, tos, bronquitis crónica, enfisema, cáncer de pulmón, enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular, etc.... Poco sexy, ¿no?

En el 2007 publiqué un libro "La Fórmula Perfecta Para Dejar De Fumar Sin Engordar", actualmente agotado. He diseñado un plan que combina dejar de fumar con un tratamiento nutricional específico. Este programa no es sólo para no aumentar de peso, ¡sino para ayudar a no fumar!

Algunos tips que las ayudarán a dejar de fumar sin aumentar de peso:

- Consumir abundantes frutas y verduras de todos los colores.
- Ingerir lácteos (sobretodo yogurt y leche) todos los días.
- Preferir las bebidas sin cafeína.
- Hacer 6 comidas diarias.
- Tomar abundante agua.
- Evitar el alcohol y el café durante los primeros días de abstinencia.

Quien se plantea dejar de fumar no sólo busca dejar de echar humo por su boca sino también vivir mejor con una mejor imagen de sí mismo. Gozar de la libertad de no depender más del cigarrillo... ¡Se puede!

Fuente: Dra. Georgina Alberro, Médica Especialista en Nutrición, Experta en Tabaquismo y Directora de GABA

Fuente: entremujeres.com

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