jueves, 27 de junio de 2013

Cambiar la manera de hacer las compras

Hoy en día la manera en que compramos es bastante distinta a la que usaban nuestras madres o abuelas. Ha habido un cambio radical tanto en la alimentación como en la forma de comprar los alimentos. Antes, en general, se compraban en el día los alimentos que se iban a consumir y se consumían las frutas y verduras de estación y los pescados frescos. Además, no había tantos productos procesados o congelados. Ahora, solemos hacer una gran compra cada quince días o al mes y a veces hasta lo hacemos por Internet o por teléfono. Es probable que esta anticipación no nos permita planificar bien nuestra alimentación, nuestro menú diario o semanal y por eso no compramos de forma inteligente o saludable.

Para empezar el cambio hacia una vida más sana, debemos tener en cuenta que el consumo de alimentos comienza en la bolsa de las compras o en carrito del supermercado. Lo que compramos condiciona lo que vamos a comer y los hábitos alimentarios que van a desarrollar nuestros hijos. Por estos motivos, el momento de la compra es cuando debemos organizarnos y pensar bien las elecciones que hacemos.

El primer paso para cambiar la manera en que compramos alimentos es la planificación de lo que queremos comprar. Para esto es conveniente hacer un menú semanal que incluya una variedad de alimentos de los distintos grupos. También es fundamental pensar qué comidas se harán en la semana, quizás hay días en los que no almorzaremos o cenaremos en casa, y quiénes estarán para comer.

Antes de hacer la lista, debemos revisar nuestra alacena para evitar comprar algo que todavía tenemos. La lista de compras debe tener cuatro columnas: productos de limpieza e higiene personal, alimentos no perecederos (arroz, azúcar, cereales, pastas), alimentos frescos (lácteos, carnes, verduras, frutas) y alimentos congelados. Si seguimos este orden cuando compramos, podemos evitar pérdidas de calidad de los productos.

El segundo paso para una compra saludable en el supermercado. Es aconsejable ir a comprar con tiempo y sin hambre, así podemos comparar mejor los precios, la calidad de los productos y elegir la mejor opción. No debemos olvidarnos de prestar atención a las ofertas y comparar precios y calidad, no es bueno elegir siempre sólo por marcas. No debemos olvidarnos de leer la información nutricional para hacer una mejor selección. También es importante que certifiquemos la fecha de vencimiento de los productos y comprobemos que los envases estén en perfectas condiciones.

Debemos comenzar la compra por los productos no perecederos, luego los frescos y finalmente los congelados, para no romper la cadena de frío. En el carrito y también en las bolsas, debemos evitar poner las carnes o pescados crudos sobre otros productos, ya que podrían gotear y contaminarlos, y separar los productos de limpieza de los comestibles. Por último, cuando hayas terminado de comprar los productos de tu lista, chequeá que no hayas agregado demasiados alimentos “tentadores” como helados de crema, chocolates, snacks o productos de copetín.

“Cuando compramos alimentos debemos prestar atención a las condiciones higiénicas del local, del personal y también a cómo se manejan los alimentos. Es fundamental que las personas a cargo no fumen, tosan o estornuden sobre los mismos. No es conveniente que compremos en locales donde no se practican los cuidados de higiene y seguridad necesarios. Los productos frescos como lácteos, carnes y pescados deben estar refrigerados y en el caso de los congelados, el freezer debe presentar una nube de frío. Es aconsejable elegirlos al final de la compra para reducir el tiempo de exposición a temperatura ambiente”, dice la licenciada Marcela Leal (M.N. 1196), directora de la carrera Licenciatura en Nutrición de la Universidad Maimonides.

El changuito ideal

Nuestro changuito o bolsa de compras, debería tener:

* Muchas verduras, frutas y hortalizas de distintos colores.
* Abundantes legumbres y también pescados.
* Numerosos lácteos descremados.
* Menos cantidad de carnes preferentemente magras y variadas (ternera, pollo, pavo).
* Muy pocos alimentos preparados o procesados como galletitas, snacks, budines, etc.
* Casi ningún congelado prefrito.
* Conservas al natural o en aceite de oliva.

Foto: Thinkstock Photos
Fuente: Plan Verano, coleccionable de Clarín, una guía para bajar de peso de forma saludable.

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