jueves, 31 de octubre de 2013

Mendoza, camino a la segunda reconversión

Mejorar los rendimientos

Tanto en Argentina, como en el mundo utilizar al máximo los recursos es clave a la hora de eficientizar los recursos y mejorar márgenes de rentabilidad.

"Si alrededor del 94% del mercado interno está en la botella de menos de $ 24, entonces tenemos que trabajar en viñedos que sirvan para ese destino", sostuvo Daniel Massi, quien trabaja en Fecovita.

"Las empresas -continuó- están saliendo de ese paradigma que decía que si la producción era baja, solo allí había calidad".

Para Massi, en algún sentido, el mensaje que se transmitió entre los 90 y 2000, cuando se llevó cabo la primera reconversión de uvas de mesa a varietales, se interpretó mal. "En muchos casos parecía que el que no tenía varietales no servía. Muchos trataron de hacer eso para otros mercados y ese modelo no funcionó, porque a un malbec, cabernet o chardonnay uno no lo puede hacer pasar de determinados quintales", señala.

Y agrega: "Entonces no cierran los números para el viñatero, pero tampoco cierran los números para la industrialización de esos productos, en los mercados que esos viñateros y bodegueros normalmente atienden. Hubo una confusión con un mensaje que se daba para la mayoría de los productores pero era para una franja escueta del mercado. Muchos productores lo adoptaron y hubo un fracaso de esta reconversión a varietales".

Para Laura Alturria, asesora de Bodegas de Argentina, la mejora de los rendimientos es una tarea pendiente en la provincia, no solo para uvas básicas sino también optimizando los rendimientos en uvas varietales para obtener la máxima relación calidad-precio.

"Es parte de mejorar las eficiencias: mayor cantidad de quintales para una misma unidad de superficie, o más quintales por metro cúbico de agua utilizado, por ejemplo. Para esto es necesario aplicar los conceptos agronómicos y proponer mejoras en la forma de regar, en la forma de fertilizar y hasta en la forma de conducir un viñedo, entre otras", dice Alturria.

Las zonas Este y Norte de la provincia parecen ser los espacios más propicios, tanto para aumentar los rendimientos como para abastecer con calidad ciertos segmentos de precios.

En este sentido, Emiliano Palazzo, quien está a cargo del Plan estratégico del Este, sostuvo que "ante el incremento de costos de producción y la baja capacidad de negociación del productor, la variable de ajuste parece ser el rendimiento, más sabiendo que la zona ofrece posibilidades de elevarlo. Obviamente, esto necesita inversión, pero también capacitación y gestión empresaria por parte de los productores. Es necesario un aprovechamiento más eficiente de las condiciones ambientales que ofrece la región".

De hecho, Cristóbal Sola, de Vivero Mercier, sostiene que "podríamos decir que en la década del 90 se hizo una fuerte reconversión hacia los cepajes tintos y blancos clásicos, en la siguiente década la reconversión estuvo dirigida principalmente a la recuperación de la superficie implantada con malbec. Ya en la década actual, la tendencia no es tanto a cambiar unos cepajes por otros de alta calidad enológica, como a producir esos mismos cepajes en niveles de productividad más altos, sin desmedro de la calidad".

Hugo Tornaghi, miembro de la Cámara de San Rafael y quien está a cargo de la específica de Vitivinicultura, señaló que en ese departamento, mejorar los rendimientos es una tarea pendiente. Además, agregó: "La crisis energética y las restricciones a las importaciones hacen que estos además escaseen, no permitiendo atender debidamente la demanda.

Como consecuencia las pequeñas y medianas empresas deben discontinuar productos, dejando espacios en el mercado. Esto no hace más que favorecer la concentración del negocio y profundizar la distorsión actual del sector vitivinícola".

Tecnología e integración

Pero para la próxima década la productividad no puede venir sola, también tiene que incluir paquetes tecnológicos tanto en viñedos como en bodega. La integración entre pequeños productores e industrializadores parecer ser la clave.

Sergio Yanardi, enólogo y consultor de Proviar, sostuvo que las bodegas de algunas zonas en particular necesitan modernizar algunos aspectos en la industrialización del producto final, lo que les permitirá mejorar también la calidad de los productos finales que ofrecen.

"La cosecha en tachos y la fiesta que vivíamos hace unos años es cada vez menor. La escasez de mano de obra relativa, que está relacionada con la poca remuneración y las malas condiciones de trabajo, hacen que tengamos que pensar en modelos de recolección mecánicos o asistidos", dijo Massi, quien asegura que no sólo hay que madurar aspectos tecnológicos, sino que hay que trabajar en otros aspectos como los ambientales. "Nos estamos perdiendo la oportunidad de demostrar que nuestra vitivinicultura es más natural que otras", indicó.

Para Hilda Valleretti, presidente de la Cooperativa Norte Lavallino, una de las ventajas competitivas con las que cuenta la zona es la integración, en este caso, en cooperativas. Asimismo, reconoció que ya están trabajando en el desarrollo de la cosecha asistida, tanto con carros cosecheros como con bins, lo que simplifica vendimia.

Alturria señala que recuperar la competitividad implica hacer los deberes hacia adentro de la cadena, "mejorando eficiencias en el uso de los factores tecnológicos de producción (agua, uso del suelo y en la gestión del personal) y hacia afuera, recuperando los términos de intercambio para poder competir a nivel internacional".

Sin dudas, la industria del vino tiene varios desafíos que resolver, para lo cual contar con la estructura correcta será indispensable.  

Fuente:  http://www.losandes.com.ar/notas/2013/10/19/mendoza-camino-segunda-reconversion-744876.asp

Fuente: Area del Vino

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