jueves, 30 de enero de 2014

¿Argentina inundará otra vez con Malbec el mercado norteamericano?

No habían pasado más de dos horas desde que el dólar oficial superara los 8 pesos y este título, pero en forma afirmativa, aparecía en uno de los principales portales de información vitivinícola de Estados Unidos. ¡Un mundo muy interconectado!

Ni Argentina inundó el mercado en el pasado ni tiene posibilidades de hacerlo ahora, sería mi respuesta inmediata ante tal pregunta. Es cierto que se perdió un mercado de 2 millones de cajas anuales de exportación desde 2011 en la franja por debajo de los Premium (menos de 26 dólares por caja) y más de un 40% era Malbec, lo que sin duda impactó en el precio de la uva de este varietal y de algunos que le hacían de soporte como es el Bonarda. De ningún modo esto fue una sequía para el mercado norteamericano, como antes tampoco estaba inundado. Queda un espacio muy interesante para competir allí si los costos argentinos lo permiten.

La devaluación por sí sola está aún lejos de ser un motor de reactivación de este mercado por varias cuestiones distintas que trataremos de explicar.

El salto del tipo de cambio no es tan alto

En primer lugar, como muestra el gráfico, si el dólar se mantuviera en los actuales 8 pesos y la inflación no se disparara el valor actual sería un 16% más alto que doce meses atrás, lo cual es claramente beneficioso para los exportadores. Sin embargo, sólo habría llegado a una cotización que es promedio entre las que tuvimos en 2011 y 2012, los años donde cayeron las exportaciones de vinos embotellados en las franjas más bajas de precios. Además se situaría un 20% por debajo del valor de 2010 y más de un 30% por debajo de la de 2009.

Lo que sí podemos esperar es que la caída de exportaciones en categorías de precios superiores tenga cierto respiro que impida seguir deteriorando tanto la exportación como la relación con los distribuidores e importadores, quienes ya tienen muy poco margen para aceptar retoques en los precios.

Los años 2006 y 2007 se puede considerar que fueron de cierto equilibrio competitivo. En esos años la rentabilidad de las empresas locales estaba en línea con las de otros países competidores y fue en ese período donde los vinos argentinos consolidaron su posición en los mercados internacionales, claro que el tipo de cambio duplicaba al actual. 

Los costos internos siguen su camino

El gobierno parece haber perdido la mayoría de sus instrumentos de política económica en las últimas semanas. A la fuerte incertidumbre que rodea el manejo macroeconómico argentino se le sumaron las marchas, contramarchas, viajes inconducentes y desmentidos por doquier. Frente a ello una de las pocas armas monetarias que existen, con tan baja credibilidad, es el uso de reservas para mantener la cotización del dólar y la colocación de bonos del Estado para aumentar la tasa de interés, aunque esto se trate de correr a los acontecimientos por detrás. Si esto permite aquietar expectativas, entonces los precios podrán mantenerse en niveles altos de crecimiento pero no desenfrenados. Fantasmas como una inflación sin control o corridas de depósitos bancarios empiezan a corporizarse. Por ello, pocos piensan que los actuales índices de precios que ya se habían acelerado antes de estas medidas no suban otro escalón más. Si así fuera, el crecimiento del tipo de cambio sería efímero y la merma de rentabilidad de los productores y bodegueros continuaría.

Los salarios en su puesto de largada

Apenas se dieron los anuncios, el jueves y viernes pasado, los principales sindicalistas de Argentina comenzaron a opinar sobre lo que sería la negociación paritaria. A coro dijeron que los pisos de negociación serían más elevados con lo cual, en el sector vitivinícola, con una participación del salario en los costos que supera el 50% del total, la caída de rentabilidad está a la vuelta de la esquina. Cierto es que podrán tener impacto en las ventas de mercado interno si es que los salarios logran posicionarse por encima de la inflación, algo poco probable en el contexto del país.

El mercado de vino fraccionado no es de commodities

Por último, si los precios de las exportaciones de vino mejoraran por un mejor tipo de cambio hay que pensar que la respuesta en mejores ventas puede demorar no menos de un año porque, salvo vender stocks actuales a granel, la colocación en la góndola se haría con vinos que pueden estar disponibles en algunos meses y la pregunta relevante es entonces: ¿hay certeza de lo que puede ser el tipo de cambio en algunos meses como para tomar decisiones de ventas en la actualidad? ¡¡Aproveche oportunidad: bolas de cristal se venden!!

Fuente: Area del Vino

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